Nos ha pasado alguna vez que un anuncio simplemente nos conquista. Entre el bombardeo de publicidad e información que recibimos a diario, una historia consigue atrapar nuestra atención durante los breves 20-30 segundos que suele durar de media un spot televisivo o en redes sociales. Si esto sucede, significará que el storytelling ha funcionado a la perfección. ¿No sabes en qué consiste el storytelling? Nosotros te lo contamos 😉 El storytelling, el arte de contar bien las cosas Resumidamente, el storytelling consiste en saber explicar a la perfección la historia que quieres que llegue a tu público objetivo. Vamos, saber cruzar el intrincado camino hasta el corazoncito del espectador para llegar, aunque sea, a acariciarlo. Para ello, en primer lugar debemos conocer en profundidad a quién nos dirigimos. Solo de este modo podremos construir una historia que le interese y que provoque la reacción que buscamos. En un mercado tan saturado y competitivo ya no basta simplemente con mostrar tu producto, tienes que ofrecer algo más que lo material. Ahí es donde entra en juego la magia del storytelling, la historia que contemos es la que apelará a lo emocional, a esa sensación especial que sentimos cuando algo consigue impactarnos. Esa sensación será la que determine si tenemos éxito o si lo que contamos no le interesa a nadie. Una buena historia no tiene porque ser complicada Debemos diferenciar entre construir un relato sólido y bien trabajado y una historia con demasiada información y llena de giros propia del mismísimo David Lynch. Puede ser una idea sencilla pero bien desarrollada. Nuestro público objetivo debe sentirse identificado, de este modo comprenderá el mensaje y lo interiorizará. Esto no significa que no podamos ser originales en nuestra propuesta, pero siempre tenemos que tener en mente lo que el cliente quiere oír según sus características. Un gran ejemplo de un buen storytelling es el de la cadena de gimnasios GoodLyfe Fitness que decidió que vincular su marca con cuerpos perfectos, pero irreales para la inmensa mayoría de los mortales, no tenía nada que ver con ellos, aunque fuesen un gimnasio. Por ello puso en marcha la campaña #SexySmartStrong, en la que los usuarios de la cadena contaban qué es lo que les hacía sentirse atractivos, inteligentes y fuertes, transmitiendo sus propias experiencias. Vídeo de GoodLyfe Fitness Con estos mensajes unían la idea de gimnasio con la sentirse bien con uno mismo, independientemente de si tenías un cuerpazo o no. Esta campaña triunfó porque contaba historias reales. Como público objetivo no puedes sentirte más identificado: personas reales con vidas y complejos reales. Esto además la convirtió en una campaña inclusiva, ya que cualquiera podía compartir sus sentimientos, gente diferente que tenía algo muy fuerte en común: cómo hacer ejercicio les hacía sentirse bien. La conclusión es que la campaña logró conectar con la gente. La emoción lo es todo El storytelling no es un invento nuevo. Desde siglos atrás, los humanos nos hemos visto atraídos por las historias. Ya sean famosas leyendas, las hazañas de antiguos héroes o los cuentos que nos leen de niños, nuestro desarrollo como personas va ligado a los relatos, al aprendizaje que obtenemos de ellos y, sobre todo, a lo que nos hacen sentir. La esencia del storytelling es precisamente esa, tener claro que la emoción que generemos lo es todo. Nuestro día a día consiste en ver a miles de marcas luchando a muerte por un pequeño espacio en la mente del consumidor, cuando el objetivo es mucho más complicado que conquistar su mente: conquistar su corazón. Más allá del fin comercial, lo habremos hecho bien si conseguimos crear un vínculo emocional con nuestro público objetivo. Si necesitas crear ese amor eterno entre tu marca y tu público objetivo, consúltanos 😉
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